lunes, 1 de junio de 2009

QUE (NOS) GOBIERNEN ELLOS




A estas alturas, España, con su actitud inocua (la pseudooposición) e inicua (el pesebrismo) ante ZP y sus sucesivos gabinetes de esperpentos, ha perdido por completo todo derecho moral a gobernarse. Más allá de las realidades (innegables pero oblicuas) de los condicionantes externos que nos modelan y toleran (Bilderberger, Trilateral, Casa Blanca, Israel, Bruselas...) hace falta una explicitud total en la injerencia foránea sobre nuestros destinos. Injerencia que redima de la propia cortedad y cobardía poniéndonos por completo en evidencia, que rompa el bucle de inepcias, de mendacidad y de prepotencia mediocre en que nos hallamos inmersos desde el 14M de 2004. Un viento de irrealidad, de narcosis colectiva, parece recorrernos y solamente retrotrayéndonos a colonia o virreinato de una estructura política que nos englobe podrá salir algo mínimamente fecundo de este país de mierda. De ahí que, en los últimos tiempos, todo indicio de una posible implicación de España bajo la férula directa de una superpotencia o de una superestructura en construcción me alegra el día. La única ocasión en que me he sentido feliz con un movimiento zetapero fue cuando, como regalo a los acuerdos energéticos con Rusia, aparte aquel grotesco lapsus felador de ZP al miniyo de Putin en la rueda de prensa, la Chacona nos sacó tarde y mal (pero nos sacó, que es en este caso lo feliz y categórico) de esa obscenidad del derecho internacional llamada Kosovo (sólo comparable en cuanto a escupitajo moral y perfil delincuente al cortijo que el rey Leopoldo de los belgas se montó en el corazón de las tinieblas africanas bajo la orwelliana etiqueta de ESTADO LIBRE DEL CONGO o a sus precedentes directos, suburbios delincuenciales elevados a la categoría de estado –lo que intentó Lucky Luciano para Sicilia tras la caída del fascismo en el sur de la península italiana o lo que se lleva consumando con Chechenia desde los primeros 90, como bien explica Antonio Fernández Ortiz en su desmitificador estudio CHECHENIA VERSUS RUSIA-). Ahí quedaba claro que, de alguna manera, Rusia hoy dirige parcialmente nuestros destinos (ya que no se logró el sueño aznariano de convertirnos en Estado Libre Asociado de los USA consumando una relación con Washington iniciada en los últimos 40 y en la que todo cristo –franquistas, liberales, sociatas, nacionalistas vascos, hasta ETA cuando la voladura de Carrero...- ha tenido su parte de complicidad, bienvenida sea la hipoteca a una Rusia en trance de recuperación de su status superpowerful). Por idénticos motivos he seguido con atención y simpatía toda esta operación del magnate Ganley de crearse una Internacional a golpe de talonario y contar con nosotros para sus propósitos de construcción de una Europa tecnomedieval alternativa a la inoperante y terminal burocracia hoy existente en Bruselas y Estrasburgo. Como ya dije no hace mucho, prefiero de titiriteros a tipos bragados como Putin o como Ganley (duchos ambos en el uso del Poder en el sentido schmittiano, entre visionarios y canallas, entre santos y demonios, con algo del Gail Wynand randiano elevado en el trato con Howard Roark, y quizás con algo también de esos dictadores maquiavélicos tan añorados por Bossi y que Jünger retrata con simpatía en HELIOPOLIS y EUMESWIL, no perfectos pero sí capaces de permitir a su sombra el florecimiento de los anarcas, su expectativa superadora) y no a un sinuoso, invertebrado y vermiforme cacique local de los media develado de pronto como el Berlusconi que nos toca y merecemos. Por supuesto, si aquí, en esta piel de toro más acabestrado que asilvestrado, surgiese algo remotamente parecido a Putin o a Ganley, un Wynand roarkiano, visionario y canalla, santo y demonio todo en uno, mi alegrón del día sería total. Pero LO DUDO. Así que, por el momento, mejor aspirar a que, directa, explícitamente, con delegados, vicarios y virreyes, NOS GOBIERNEN ELLOS. Rusos, irlandeses, pero con un par... Dando el pantallazo. Rompiendo el bucle de una puta vez.



POSTDATA BARRIESTRELLADA // Y, naturalmente, si alguna vez mi muy estimada Hillary jura como presidenta usaca y comienza a ejercer sus aspiraciones de dominatrix terráquea, en ese tardoclimaterio ebullente de revanchas que la hace tan nixonianamente sexy, yo haré míos también los anhelos aznarianos de que esta piel de buey transgender se dignifique un poco elevándose al rango de estado de la Unión. Con Hillary en la Casa Blanca ni Ganley transeuropeo ni Putin gran cazador/judoka ni ostras de la pradera en vinagre de Módena... Se iban a enterar urbi et orbe de lo que significa PODER. Oh, Hillary, marveliana dama de hierro. El futuro te pertenece.

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