domingo, 27 de septiembre de 2009

LAS HIJAS DEL ANTICRISTO



Yo también sigo (aunque por razones muy otras) el ejemplo del genuflexo zetaperonista Arsenio Escolar (padre de Escolar Netol, ex-director de PUBLICO y contertulio habitual de la tv de Pedro Jota) y no sacaré en este blog la puñetera foto. Es demasiado apocalíptica, demasiado desagradable (ese aire quasimódico de las jóvenas -tanto reírse en su momento de Chelsea Clinton y, en comparación con las interfectas, ésta sería, en sus peores instantáneas, una presencia quasi feérica-, el pie así como varo de la del extremo -los zapatos, más que góticos, parecen ortopédicos-, sus proporciones no euclidianas -que diría Lovecraft- ignoro si exageradas por los hórridos atuendos -aunque lo mismo no-, y la profunda cutrez de la foto -según explicaron exhaustivamente en la tertulia cubana de INTERECONOMIA, mostrando unos cuantos ejemplos, es una foto que suelen hacerse los dirigentes de los países pequeños y no muy desarrollados con Obama y señora en plan Willy Wonka recibiendo a las visitas en la Fábrica de Chocolate-, antimateria en su patetismo e insignificancia de aquella foto de las Azores que tanto se le reprochó a Aznar), demasiado reveladora (las hijas, en este caso, parecen ser el espejo del alma de su papá -¿de ahí esa compulsiva reacción censora a posteriori por parte de nuestro auténtico e impepinable MAGO DE OZ?-).

Lo dicho, no pondré esa foto. En su lugar colgaré esta otra, de una presencia más grata, hija de aquel cuyo reverso tenebroso, anticrístico, terminal, hoy representa ZP.


martes, 15 de septiembre de 2009

DERIVACIONES


(se sugiere como música de fondo para leer esto: of course, el SONGS FOR DRELLA de Reed y Cale)


Entre julio y agosto dediqué buena parte de mis ansias lectoras a unos cuantos títulos donde, por fas o por nefas, aparecía Warhol. Y he caído en la cuenta de una paradoja: a medida que, en boca de Lou Reed, de Nico o de algunos otros, se insistía en cuán atractivo podía resultar este sujeto en las distancias cortas, más pensaba yo en lo mucho que a mí me repelía, desde la lejanía de las fotos o de las descripciones neoperiodísticas o de las horrorosas mixtificaciones de los warholianos autóctonos (desde aquel espantoso diario de Nacho Canut que publicó la web de Spicnic –las HISTORIAS DEL CHOPPED, como las llamó alguna lengua trífida- a la maligna estolidez de Jorge Javier Vázquez –sólo hay alguien de por aquí que no sólo entronca sino que supera en su aura autista a AW, el mutante homofilófobo David Farrán de Mora, más que imitador, epígono impremeditado desde su irreductible impersonalidad-), su físico y muchos de sus amaneramientos (en su caso, me irritaban más por su vampírico laconismo que por su desmesura –aunque, también reconozco que Andy me obsesionó lo bastante como para figurar en su condición de esposo de su cassette en el estribillo de una de mis más populares creaciones, EL ETERNO FEMENINO-), al tiempo que (sin tomar conciencia hasta ahora) me atraían poderosamente (y sólo me atraen muy contados varones adultos) dos actores cuyos rasgos faciales tienen algo (¿mucho?) de Warhol. Empiezo con el alopécico y fornido Mitch Pileggi (director adjunto Skinner en EXPEDIENTE X –a quien glosé así en un texto más tarde retirado de LDS: su bronceada alopecia, sus gafas, sus facciones de mastín, su torso musculado al recibir en deshabillé al agente Mulder... -). Recuerdo que esta última situación llegué a soñarla, naturalmente, conmigo en el lugar de Duchovny.





La otra figura cuyo rostro me ha llevado en los últimos tiempos a pensar en Warhol es David Caruso, uno de los anclajes (junto con la morenita Eva La Rue) que me obligan a permanecer fiel a CSI MIAMI, pese a parecerme esta serie, con su excesivo machacar en la lucha contra el narcotráfico (asunto que siempre he encontrado tedioso desde el prisma del espectador –aún más si hay hispanos de por medio-), la más floja de la saga forense, frente a los potentes guiones gore de CSI NY (aunque sus actores no me resulten especialmente carismáticos) y la redondez absoluta en historias y personajes de CSI LAS VEGAS (donde hasta los villanos y eventuales quedan en la memoria: esa bebedora de atletas reciclados en batidos proteínicos que tan bien encarnó Alicia Coppola, la dominatrix Lady Heather que tontea con Grissom cada x tiempo, el transgender de estragado cutis y escurridizos hábitos que dejó su impronta en los primeros episodios, o la joven/muñeca creadora de miniaturas donde reproduce al milímetro sus crímenes de amor y soledad...). Caruso ya me impactó en aquella morbosa historia con Linda Fiorentino, JADE, donde parecía esbozar, en sus atormentados dilemas, la sinuosa psique del teniente Horatio Caine. Sus facciones entre gatunas y vivérridas y su clásica pose en jarras más ese doblaje tan redichamente sexy me lo hicieron muy apetecible desde el primer momento




¿Conclusión que me dicta mi subconsciente? AW quizás me habría subyugado en su época de esplendor oscuro como emperador de la FACTORY y me habría llevado a circunvolucionar en torno a sus lacónicas maneras de cámara humana con cierta fruición. Pero también, pasado un tiempo, podría haberme sentido traicionado y de ahí mi ternura nunca ahíta por su némesis, la desquiciada Valerie Solanas (lo más parecido que ha dado el lumpen neoyorkino a Ulrike Meinhoff).

Algo sí tengo claro: su avidez de dólares, exacerbada a partir del atentado, nunca me resultará simpática. La codicia, como la silicona, es algo que, para mi gusto, afea más que engrandece.


martes, 1 de septiembre de 2009

GIBELINOS ¿MAIGRE LUI?



Hay quien me ha reprochado que (tanto en la entrada anterior de este blog como en alguna intervención en la tertulia de Radio Santoña) califique a la Liga Norte como gibelina cuando justo reivindica el combate de las ligas medievales de la incipiente burguesía del norte de la vecina península contra el emperador alemán y sus valores aristocráticos tomando precisamente partido por el bando güelfo, aliado del papa y defensor de la preponderancia de las ciudades-estado. Me reafirmo en mi paradójica calificación por varias razones: para mí, el gibelinismo, más allá de las querellas puntuales en su momento, supone hoy por hoy una base filosófica de atracción por los valores boreales frente a los australes, desde la profunda influencia de Carl Schmitt en el padre fundador del impulso liguista, Gianfranco Miglio, a la conciliación de unidad y diversidad (puntal de Imperio según la visión antitotalitaria que defiende Jünger, herencia directa del libertarianismo de las tribus germánicas enfrentadas a la uniformidad aplastante de Roma –roma Roma, que dijo alguno-), pasando por un concepto meritocrático y en perpetua movilización social de la idea democrática, que, en estos momentos, frente a lo existente (degeneración populista, discriminaciones positivas y paridades, corrupción y complacencia en los contravalores -todo aquello que, en su fase extrema, podríamos sintetizar como modelo ZP y que, como aquí Gallardón, el yernísimo, allí también tiene sus tartufescos submarinos transfugados de la derecha más inequívoca, caso del metamórfico Fini-), implica la creación de una nueva aristocracia no oligárquica sino surgida de un pueblo en construcción, en voluntariosa regeneración de sí mismo. Hasta la original vinculación con el Papado de los güelfos se ha perdido a partir de la decadencia vaticana, lo que llevó a Bossi, en su cruzada saneadora de la política del norte de Italia, a considerar como sus blancos a las tres cabezas de la hidra corrupta, Agnelli, la Mafia y el Papa (a lo que añadirse las recientes polémicas entre el Vaticano y la Liga por la política de ésta en materia de inmigración, donde quedó claro que la fuerza vertebradora de la Padania no está dispuesta a admitir intromisiones ni de tronos ni de altares en su proyecto recuperador de soberanía). El impulso de la Liga Norte es a la vez antiimperialista y constructor de Imperio, frente a las sinarquías multinacionales, las globalizaciones, la burocracia de la UE (hoy al fin en trance de erradicación si los euroescépticos siguen aumentando su poder en la eurocámara), el gelatinoso despotismo onusino (SIDA sociopolítico generador de inmunodeficiencias y estimulador de toda clase de abyecciones), etc. De ahí que me reafirme en definir a la Liga, tal vez el partido más innovador y potencialmente carismático de la Europa Occidental (y no sólo Occidental -para los observadores más atentos y capaces del Este-), como TECNOMEDIEVAL y GIBELINO.





PD // Desde un prisma irracionalista o de mera determinación kármica, es posible que estuviese abocado a interesarme por la Liga Norte al compartir con algunos de sus líderes (como Bossi o como Maroni) el haberme iniciado en la política casi a la par que en la militancia poprockera



UN BOSSI GIOVANINO DANDO (LITERALMENTE) EL CANTE