martes, 1 de septiembre de 2009

GIBELINOS ¿MAIGRE LUI?



Hay quien me ha reprochado que (tanto en la entrada anterior de este blog como en alguna intervención en la tertulia de Radio Santoña) califique a la Liga Norte como gibelina cuando justo reivindica el combate de las ligas medievales de la incipiente burguesía del norte de la vecina península contra el emperador alemán y sus valores aristocráticos tomando precisamente partido por el bando güelfo, aliado del papa y defensor de la preponderancia de las ciudades-estado. Me reafirmo en mi paradójica calificación por varias razones: para mí, el gibelinismo, más allá de las querellas puntuales en su momento, supone hoy por hoy una base filosófica de atracción por los valores boreales frente a los australes, desde la profunda influencia de Carl Schmitt en el padre fundador del impulso liguista, Gianfranco Miglio, a la conciliación de unidad y diversidad (puntal de Imperio según la visión antitotalitaria que defiende Jünger, herencia directa del libertarianismo de las tribus germánicas enfrentadas a la uniformidad aplastante de Roma –roma Roma, que dijo alguno-), pasando por un concepto meritocrático y en perpetua movilización social de la idea democrática, que, en estos momentos, frente a lo existente (degeneración populista, discriminaciones positivas y paridades, corrupción y complacencia en los contravalores -todo aquello que, en su fase extrema, podríamos sintetizar como modelo ZP y que, como aquí Gallardón, el yernísimo, allí también tiene sus tartufescos submarinos transfugados de la derecha más inequívoca, caso del metamórfico Fini-), implica la creación de una nueva aristocracia no oligárquica sino surgida de un pueblo en construcción, en voluntariosa regeneración de sí mismo. Hasta la original vinculación con el Papado de los güelfos se ha perdido a partir de la decadencia vaticana, lo que llevó a Bossi, en su cruzada saneadora de la política del norte de Italia, a considerar como sus blancos a las tres cabezas de la hidra corrupta, Agnelli, la Mafia y el Papa (a lo que añadirse las recientes polémicas entre el Vaticano y la Liga por la política de ésta en materia de inmigración, donde quedó claro que la fuerza vertebradora de la Padania no está dispuesta a admitir intromisiones ni de tronos ni de altares en su proyecto recuperador de soberanía). El impulso de la Liga Norte es a la vez antiimperialista y constructor de Imperio, frente a las sinarquías multinacionales, las globalizaciones, la burocracia de la UE (hoy al fin en trance de erradicación si los euroescépticos siguen aumentando su poder en la eurocámara), el gelatinoso despotismo onusino (SIDA sociopolítico generador de inmunodeficiencias y estimulador de toda clase de abyecciones), etc. De ahí que me reafirme en definir a la Liga, tal vez el partido más innovador y potencialmente carismático de la Europa Occidental (y no sólo Occidental -para los observadores más atentos y capaces del Este-), como TECNOMEDIEVAL y GIBELINO.





PD // Desde un prisma irracionalista o de mera determinación kármica, es posible que estuviese abocado a interesarme por la Liga Norte al compartir con algunos de sus líderes (como Bossi o como Maroni) el haberme iniciado en la política casi a la par que en la militancia poprockera



UN BOSSI GIOVANINO DANDO (LITERALMENTE) EL CANTE

1 comentario:

GD dijo...

Felicitarte por el blog que sigo desde hace tiempo -antes te/os leia en El Corazón del Bosque, y antes en los Cuadernos de Pensamiento...-, y anotarte uno que empieza por si es de tu interés:

http://gacetadisidente.blogspot.com