lunes, 12 de diciembre de 2011

HAY OTROS ZURDOS PERO ESTAN EN ESTE

(mirándome en el espejo del sr Pinzolas)

Hablo de lo que ahora mismo muy pocos han visto. Hablo de algo ya acabado, listo para ser movido y proyectado y dado a conocer. Algo que no encaja en ningún género concreto porque significa la colusión (que no colisión) de dos mundos, el mío y el del director, en provecho de un tercer jugador, la verdad (la verdad de ambos, esa verdad que, retratándonos, nos trasciende). Desde mis dos trabajos de ayahuasca y algunos sueños esclarecedores y algunas conversaciones con el zenmeister Rafa, no había vuelto a toparme con un espejo tan atinado como esta aventura en la que el sr Pinzolas me embarcó. Espejo de mí y de mi gente (la gente que me ha acompañado en estos años sin malentenderme o aburrirse de mis cosas -porque, en buena medida, también eran las suyas- más alguna otra que se incorpora desde hace poco con luminosa ilusión) pero también espejo de mis sombras (ominosos troqueles de infancia), y espejo de mis relaciones fallidas (que aparecen oblicuamente, sin la procaz explicitud de la revancha iracunda e inútil, sino en lo mejor de su recuerdo, del día antes de fastidiarse la cosa: rumor de hojas en el corazón del bosque, de páginas en la mesita de noche...-), y espejo de mis cicatrices (sin las cuales uno no es más que un clon de probeta o un ultracuerpo recién desenvainado). Espejo de ese vórtex sureño en que el sr Pinzolas y yo nos entendemos tan bien. Espejo de esa común conciencia de sabernos anacrónicamente más adeptos de la categoría que de la anécdota, de la integridad que de la autotraición, de la dificultad cargada de sentido que del atajo empedrado de chapuzas. Charlie, Esther y Ana lo han visto también, días antes que yo, y no les ha decepcionado. A mí tampoco. Es un espejo honesto, tanto en concepción como en realización.

Ahora os toca a vosotros mirar, mirar desde vuestros fantasmas, vuestras anteojeras, vuestras obsesiones, vuestras filias, vuestras fobias para conmigo. Pero ese ya no es mi problema. Ni el del sr Pinzolas.


"Creo que te refleja a la perfección: lúdico, intenso, divertido (mucho), sorprendente, entrañable, frágil (sobre todo frágil), hercúleo en principios, cándido, infantil (muy infantil, en el más auténtico sentido del vocablo), cómico... Eres un tipo fascinante, Fernando." (impresiones de ESTHER PEÑAS que me dan gustito y por eso las pongo)

sábado, 10 de diciembre de 2011

PETTING DANCING PAN

(porque no es lo mismo jolgorio que jodienda)


Hay polvos (tan sublimes que no parecen polvos) y hay lodos (que muchos consideran polvos): el tango sublime de Lopez & Gere en ¿BAILAMOS? es la antimateria de las tediosas gimnasias de Rourke & Basinger en NUEVE SEMANAS Y MEDIA.




martes, 6 de diciembre de 2011

KAPUTT: lecciones de supervivencia




Recientemente he leído un libro que me acompañó en la infancia (se encontraba en las bibliotecas familiares con cierta profusión, en aquellas colecciones de bolsillo de Plaza & Janés) pero al que nunca atendí. Los escenarios enlazan con imágenes poetizadas por Ridruejo en sus cuadernos divisionarios, con estancias/evasiones de un castillo a otro recordadas en la postguerra por Céline, con momentos retomados por Jünger en sus memorias… Pero la escritura no encaja exactamente, aunque participa de estos tres nombres: el profundo desencanto de Ridruejo ante la degradación de un régimen en el que creyó y que se le cae a pedazos como expectativa a partir de la guerra total, planetaria (de la guerra como lastre con ínfulas de partner al lado de la feminidad enfermiza que encabezaba un mal llamado III Reich –los paisajes que nuestro autor y Ridruejo vivieron llegan a confundirse-, guerra abocada a ser perdida entre imperios –uno que declina, otros que se afianzan- ante los que hay que postrarse del modo más descarnadamente puttanesco –por aquello de salvar la pelle-); el nihilismo abisal del monstruo trepanado Destouches recogiendo en su cabeza deforme y llena de ruidos escenas en las que la realidad enmienda la plana, superándolo, al mismísimo Bosco; la disciplina (entre la responsabilidad y el instinto de supervivencia) con que Jünger vive su guerra contra todos los mandos y a favor de todas las víctimas. En KAPUTT hay menos probidad cívica que en la desazón ridruejista y, desde luego, menos sobrehumanidad omnisciente y comprensiva que en Jünger: tal vez haya un mayor parecido con Céline en esa pulsión tremendista, en cierta delectación por los momentos más crueles (delectación no sádica, sino fatalista, casi penitencial, autoobligada como escupitajo lanzado al escapismo de la buena conciencia burguesa –que siempre, a toro pasado, transmuta sus abyecciones en heroísmos-), y también, en su maledetta toscanitá de evitar autoinmolaciones gratuitas, anticipa a un Jünger futuro, el anarca Martin Venator (de vuelta de todas las guerras y emboscaduras, más agente secreto que guerrillero agreste, inasequible a la impaciencia). El autor de KAPUTT es un escéptico tras haber sido un exaltado. Es italiano, toscano, de esa región que elegirá Lecter (ese otro gran paradigma de la supervivencia) para mimetizarse por un tiempo (hasta una familia malhadada –los Pazzi- incidirá en ambos). Su exaltación (como a Ridruejo) lo llevó a primera línea del frente militar y político y el posterior desencanto, a sufrir prisiones y destierros. De vuelta hasta del desencanto, entre la distancia sobrehumana de Jünger y el cinismo convulso de Céline, Curzio Malaparte (revuelto contra su propia sangre alemana –por vía paterna- y también contra la afirmación italiana imperial que él vería degenerar de primera mano hasta extremos grotescos) nos describe en este libro sus muchas conversaciones con monstruos y con homólogos (como el español Agustín de Foxá) y con mundanas (frivolidades orgiásticas entre pilas de cadáveres que décadas más tarde serán recuperadas por Patrick Modiano –aunque en esta ocasión, sin la riqueza del testimonio, más como recreación novelesca-).

Tal vez en este momento de mi vida sea oportuna, hasta providencial, la lectura de KAPUTT. Para mejor aprender a sobrevivir, para mitigar mis cóleras poundianas ante la arbitrariedad y la injusticia y la cobardía y la estupidez (cóleras que pueden llegar eventualmente a abocarte a la jaula y al manicomio –destino éste que, cual factura damóclea, la sociedad y la familia me han pretendido siempre cobrar por aquello de ser hijo de mi madre y no haber hecho méritos de cordura –esto es, de filisteísmo- suficientes como para que se perdone tal condición), para difuminar mi visión celiniana de rayos x que (como a Ray Milland en aquella peli) sólo me ha traído (por la paradoja de sacar a colación las miserias que otros callan y, al tiempo, no lograr ver esos trajes nuevos del emperador que todo el mundo alaba) desgracias y un nivel de vida casi parejo, para aceptar de una vez que mi querencia por el sobrehumano Jünger no me ha llevado en ningún momento a situarme a su altura ni como emboscado ni como anarca. Puede que mis últimos años, si el destino me da un respiro (veamos qué pasa con el trabajo del sr Pinzolas, o con LA RULETA CHINA, o con alguna expectativa de carácter personal que logre burlar mi sempiterna soledad), sean mejores si aprendo de una puñetera vez a sobrevivir, a contemporizar, entre monstruos, entre pequeños monstruos abyectos y miserables inflados de buena conciencia que se ponen estupendos denunciando anécdotas mientras se callan como putas ante las categorías evidentes, ante los flagrantes agujeros negros, ante los inexistentes trajes nuevos del emperador. Debo blindarme, como Malaparte, con una coraza entreverada de probidad y cinismo, para no tropezar más veces en mi torpe renquear quijotesco. Debo, en una palabra, SOBREVIVIR.

Y lo mismo así en mi última hora, también como Malaparte (con su opción final por la China de Mao y su doble corte de mangas a las iglesias del PCI y del Vaticano -que se disputaban su alma en ese ferreriano viático a deux-), pueda morir con una pirueta anarca, lecteriana, que me reconcilie con mi quijotismo de otrora.

Se intentará…


jueves, 1 de diciembre de 2011

JAMIE HULK

(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)